Soda Stereo en mi cuarto

Es peligroso hablar de Soda Stereo hoy en día.

Para los que ya tienen su entrada, todo es Soda aquí, Soda allá. Y de pronto todos ven videos del Último Concierto en YouTube, y todos se bajan la discografía completa del Ares o el uTorrent.

Para los que no consiguieron una entrada, la palabra SodaStereo se ha vuelto una especie de tabú. Nada, hablemos de otra cosa, que en el congreso las cosas están de cabeza. ¿Viste? ¡Las cosas andan de cabeza! ¡Y Britney! Pobre chica, ¿no?

Lo sé, no solamente porque lo he visto, sino porque por un par de días también anduve así.

 

 

Admito que recién conocí lo que en realidad era SodaStereo después del Último Concierto. Definitivamente, mucho más que ese grupo que cantaba Persiana Americana en las radios. Toda una revolución para la música hispana. No solo respecto a letras y melodías, sino que musicalmente son un reto para toda teoría tradicional. Los arreglos de sus canciones son los más extraños que había oído después de los Beatles.

En esa época, dije:

Si en diez o veinte años vuelven a tocar juntos, doy mi palabra que no sé como le haré, pero iré al concierto.

 

¿No quedan entradas?

Así que cuando me enteré que vendrían, rompí el chancho y planifiqué todo para comprar mi entrada ni bien las empiecen a vender o, por lo menos, ni bien tenga tiempo.

Jamás se me ocurrió que la mitad de las entradas pudiese acabarse en un solo día. Cuando me enteré que estaba a punto de quedarme sin ir al concierto, casi lloro. Al día siguiente fue peor, no solo continuaban las enormes colas del primer día, sino que en la tarde me comentaron que ya no habían entradas para Picnic Motorokr, a donde yo quería ir.

A propósito, no se imaginan como odio a los revendedores. Me comentaron de que en algún Ripley, un no muy sabio revendedor se acercó a ofrecer entradas a los de la cola, y entre todos le cayeron encima y le sacaron la mugre. Jeje. No era la forma de quejarse pero... como que todos teníamos ganas de eso.

 

El sábado, antes que nadie

El sábado fue el primer día en meses, sin exagerar, en el que podía despertarme a la hora que me de la gana. Pero no, a las 7am ya estaba despierto, y en una hora llegaba al Wong, antes que abra Teleticket.

Sí, las entradas también las vendían en Wong, y sin colas.

Nunca entendí por qué hacían colas de cuadras en Ripley, y esperaban a que sean las 11am para que abra, cuando en Wong no habían colas, y abren a las 8.

 

 

Menos mal, cuando llegué solo habían 10 personas en la cola. Lamentablemente solo quedaba espacio en las tribunas (¿cómo voy a estar sentado en un concierto de Soda?), en la ultracara Cúpula (disculpen, la recesión, nos llega a todos) y en Signos, donde estaremos 15 mil personas por orden de llegada. Así que tendré que llegar a las 10 de la mañana para coger un bien sitio. Me aseguraré de llevar mucha comida.

Si ven a un revendedor, péguenle.

 

 

¡Nos vemos en el concierto!