Piercing 1: Algo tan normal

Hace tiempo había pensado en escribir algo relacionado con este tema, pero al final no le di mucha importancia. Pero hoy me dijeron algo que solía escuchar hace mucho. Me hizo recordar toda la controversia que hay sobre el tema. Aquí una parte:

 

Hoy fue el desfile escolar organizado por la Municipalidad donde yo trabajo. Estuvo buenísimo, sobre todo habiendo tantos nidos, colegios y escuelas superiores que no solamente participaban, sino que realmente hacen notar sus ganas de ganar este concurso. Había tambien muchísima gente presente para ver a sus familiares o amigos marchar o tocar en la banda. Y todo esto es algo que yo admiro bastante, quizás porque en mi colegio jamás hubieron estas cosas. Y bueno, sí hubo un intento por participar en marchas por fiestas patrias, pero nunca tuvo mucho éxito. Fue una experencia bastante anecdótica de la que ya hablaré otro día.

Hoy me tocaba estar de un lado para otro, viendo que todo esté en orden, que la gente no se desordene, grabando lo que se pueda en video, y de todo un poco. Todo bien, hasta que una persona que alguna vez había visto, se me acercó:

"Disculpa que me meta en tu vida privada, pero... ¡sácate eso, que das un pésimo ejemplo a todos los escolares!"

Les juro que en ese momento no tenía idea de a qué se refería. Moví la muñeca sintiendo la pita que tengo amarrada (y que no iba con el terno) y traté de sonreír.

"Ehh... ¿perdón?"

"Esa cosa que tienes en la cara... por favor"

Se refería al piercing que tengo en la ceja, que ya es tan parte de mí, que casi nunca me doy cuenta que lo llevo puesto. No hubiese tenido ningún problema en quitármelo si me lo hubiese pedido alguien importante, dada la ocasión. Pero era una persona más. Contesté con un "gracias", y lo dejé ahí.

Sin embargo, yo no soy un rebelde, ni mucho menos quiero que los escolares huyan de sus casas y vivan una vida de drogas y rock n' roll. (Mmm... de rock n' roll creo que sí, jeje) Soy una simple persona, que valoro mucho el respeto mutuo, la imagen personal y que los valores morales sean enseñados a cada persona, para que esta sociedad pueda ser mucho mejor. Así que, obviamente, me quedé pensando una vez más en lo mismo: ¿De verdad soy un mal ejemplo para ellos?

No soy un ciego defensor de los piercings. Ni recomiendo, ni condeno que se la gente los use. Yo mismo no tengo problema en usarlo o no. Prueba de eso es que la decisión de ponerme uno la tomé de un momento a otro, e incluso fue con ocasión del cumpleaños de mi ex. Es más, algún día tuve un evento, y me quité el que tenía, lo olvidé y no pude volver a ponermelo. Y no pasó mucho tiempo para que vuelva a hacerme uno nuevo. Un piercing no define tu vida. Es solamente algo que está ahí.

Después de tanto pensar, no he llegado a decidir si recomiento llevar uno. Pero sí he llegado a una conclusión muy sencilla: No es nada malo.

Son muchas las personas que están en contra, y después de este tiempo, he aprendido que estas personas inclusive se puede agrupar de acuerdo a los argumentos que ponen. Hay los que piensan que es un paso que siempre lleva a las drogas, la violencia y la rebeldía, los que creen que es dañar tu cuerpo y sencillamente un pecado contra la ley de Dios, y aquellos que simplemente creen que es horrible, y que hace que me vea muy mal. Sin embargo, por donde lo mire no le encuentro nada de malo. De hecho vale la pena detallar un poco más esto, así que seguiré escribiendo luego, quizás en un par de posts más.