(Tratar de) Pensar como el sexo opuesto (3)

Viene de la Parte 2, así que mejor léela primero.

La verdad es que además de los regalos totalmente “masculinos” que hasta ahora uso – como billeteras, lapiceros, CDs o libros – también ha habido regalos de colores pasteles que sí me han gustado, por alguna u otra razón. Aquí la lista, que no es muy grande, pero son cosas que merecen un homenaje por ser mostras.

Por obvias razones, los muñecos oficiales de Lilo y Stitch son algo que si bien es un juguete para niños sin Xbox, sabes que a mí me va a gustar. Siempre están en mi escritorio y la verdad es que casi nunca los miro, pero siempre sé que están ahi.

 

El otro engreído es Chiclayín – no me pregunten por qué  se llama así – que hasta ahora no logro saber por qué me gusta, pero me gusta y punto. A poco no está mostro. Todavía cuando lo lapeas, llora. Si algún día tuviera otro perro, me gustaría que sea como él. Grande, Chiclayín.

 

Quizás el más querido por todos debe ser Teddy, que ni siquiera recuerdo cuándo me lo dieron o dónde, por qué. No recuerdo nada. Pero un día se me ocurrió usarlo para dictar mis clases, y ahora todo el mundo lo aman, y las fotos de Teddy están en más hi5’s que yo.

 

Aunque de hecho el Oscar al mejor regalo gay se lo lleva Devorador, que en una época le agarré tanto cariño que me lo llevé por todo el mundo. Los que lo manyan saben que todavía tiene hi5 y un cortometraje en YouTube. Nunca sabré de dónde salió, pero ya es un maestro.

(Tratar de) Pensar como el sexo opuesto (2)

Y es que mientras escribía el post anterior, recordé cuántos regalos me habían dado o cuántos detalles habían tenido conmigo que… o sea… bueno, la intención es lo que cuenta :)

Pero insisto que mejor es pensar en la persona que recibirá el detalle. Eso es algo que recuerdo todos los días, y no porque yo le de importancia, sino porque cada vez que me despierto, lo primero que miro es a mi lámpara en forma de perrito que mi primera enamorada me regaló. Sí, en forma de perrito y cocker encima. Por la sencilla razón que ella tenía ese perro (sí, ese que una vez casi maté).

Esa lámpara la uso porque sencillamente no tengo otra. Pero también tengo bien guardado un reloj turquesa de Piolín, que de verdad traté de usar, pero no, no pude. También me regalaron más de un cuadrito con todos los diseños habidos y por haber, con la costante de los colores pasteles. Por ahí andan, bien guardados.


La lámpara de perrito sí la uso, porque no me queda otra. El reloj de Piolín nunca lo usé, pero mi ex piensa que sí. Los cuadritos sí estaban chéveres, pero nunca los pude colgar.

Quizás el colmo de los colmos fue cuando una chica con la que estuve no tuvo mejor idea que estamparme un polo a mano, con la cara de Tigger, el amigo idiota de Winnie Pooh. No recuerdo cómo fue que me lo regalaron, pero menos recuerdo como fue que me lo llegué a poner una sola vez. Y lo peor es que creo que le rejuré a mi ex que si lo usaba.

Claro está, que en toda relación hay dos cosas que un hombre tiene que recibir: Peluches y cartas con stickers y dibujitos de personajes que tú jamás viste en la tele. Probablemente tu novia tampoco nunca los vio, pero ahí estaba el sticker pues, y bueno. Las cartas las debo tener por ahí, pero no sé dónde, y me da pereza buscarlas. Pero los peluches siempre están ahí. Mirándome cada vez que duermo. Y siempe pienso que si algún día decidiera deshacerme de ellos, volverían y me matarpian muentras duermo. Mejor caerles bien.


Los peluches estorban pero pasan piola, pero no, el polo de Tigger sí es el colmo. 

Algún día llegué a decirle a una chica: “Por favor, no más peluches, ¿ok?” Y aún así, un buen día se aparecío con un Winnie Pooh, de esos que no entran en la combi. Se supone que debería haber llorado de la emoción por tan lindo regalo, pero en mi cabeza solo estaba el “¿y ahora dónde rayos voy a poner eso?”. Así que me inspiré, y le dije:

“Es tan bonito, que será de los dos. Así que por un tiempo, tú te harás cargo de él, y luego yo me haré cargo.”

Terminamos, y nunca más lo volví a ver.

(Tratar de) Pensar como el sexo opuesto (1)

Cada vez me doy más cuenta que una de las peores cosas que una persona puede hacer es hacer algo por su novia / novio pensando en uno mismo, y no en como la otra persona se sentirá al respecto. Hace poco en mi chamba tuve una conversación así:

Amiga de Franco: Hoy saldré con mi novio. Así que he venido muy arreglada. Es más, me acabo de comprar este lápiz labial carísimo, así que no me puede besar mucho. Pero si lo llegara a hacer, igual se sentirá bien porque tiene sabor a chicle.

Franco: Mmm... creo que si tu novio decidiera, no tendrías ningún lápiz labial y podrían besarse todo lo que quieran. Y si en caso te llegaras a poner uno, tendría sabor a Pollo a la Brasa, no a chicle.

Mi maestro el Chavo

Todos los bloggers hicimos un ruidazo cuando compramos nuestras entradas para ver a Soda Stereo. Pues ahora yo haré más ruido porque ya tengo mi entrada para ver a Chespirito. Soda Stereo no me hizo ser quien soy. Bueno, Chespirito tampoco, pero de hecho que en algo ayudó.

En estos días he estado durmiendo menos que de costumbre por el trabajo y por mil cosas que tengo pendientes.

Lo más curioso es que el poco tiempo libre que he tenido lo he dedicado a buscar videos desconocidos (por mí) del Chavo. Había leído de la existencia de estos videos, pero no se me había ocurrido antes buscarlos en YouTube. Pero no quería dejar de compartirlos con todos. Si eres como yo, te interesarán mucho.

Si eres como la mayoría, pensarás que yo, al igual que el Chavo y que toda su mancha, soy un pavo.

No me simpatizas :/

Selección de videos inéditos del Chavo:

1. Bloopers del Chavo: Media vecindad aguantándose la risa mientras actuan. Me he caído al piso de la risa con este video, que vale millones.

 

2. El verdadero nombre de Doña Florinda: Este sí que jamás lo había visto, y nunca imaginé que ese era el apellido de Quico.

 

3. El verdadero nombre del Chapulín Colorado: Sencillamente asombroso. Chespirito es un maestro.

 

Y como extra les dejo un par de videos que me parecen excelentes. Primero, una canción para que se rían y le rindan conmigo un homenaje al Gran Don Ramón. Y luego, a llorar todo el mundo con “Buenas noches vecindad”.

 

 

Ya. Séquense las lagrimas, que hay tarea.

TAREA: Buscar en YouTube: “La casa de Ñoño”, “Chapulín Colorado vs Hitler”, “Último episodio del Chavo en 1992”, “Don Ramón paga la renta”, “Quién es el Señor Garabito”, “Don Ramón regresa a la vecindad” y todos los que puedas. ¡Zas! ¡Zas!

No me rompas los huevos!

Hablando de quejarse, les cuento otra para que esta vez ustedes se quejen de mí y con ganas.
La otra vez fui con mi mamá a Plaza Vea a comprar todo lo del mes. Me llega tener que acompañarla, pero por lo menos cuando voy con mi hermano es un chongo, y siempre termino comprándome algo para mí.
Llegamos a la caja y… típica, mi vieja me pide que ponga toooodo lo del carrito en la banda esa. Con cuidado y en orden, claro.
Solo recuerdo que estaba como siempre distraido, y me olvidé que los huevos no venían envase duramax.
CRAC.
Lo peor fue que me hice el loco pensando:

“Por la &%&$.. ¿¿¿AHORA QUÉ HAGO???”

Y lo más peor fue que la cajera dijo:

“Uy, disculpe, estos huevos parece que están rotos. Lo lamento. Va a tener que cambiarlos por otros”

Me asé y les dije:

“Qué mal, que mal. Deberían tener más cuidado con lo que venden. Ay ay…”

Y me fui antes que me metan preso.

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